Rusia aumenta su ofensiva mientras Ucrania pide más ayuda
Rusia aumentó sus bombardeos en la capital ucraniana e hizo nuevos ataques sobre la ciudad portuaria de Mariúpol, en una cruenta ofensiva mientras el presidente de Ucrania se preparaba el miércoles para pedir más ayuda en un inusual discurso de un mandatario extranjero ante el Congreso de Estados Unidos.
Mientras la invasión iniciaba su tercera semana, el presidente, Volodymyr Zelenskyy, sugirió que aún había algunos motivos para ser optimista sobre que las negociaciones pudieran producir un acuerdo con el gobierno ruso.
Después de la reunión por videoconferencia de las dos delegaciones, Zelenskyy dijo que las demandas rusas se estaban haciendo “más realistas”. Se esperaba que las dos partes hablaran de nuevo el miércoles.
“Aún hacen falta esfuerzos, hace falta paciencia”, dijo en su mensaje vespertino en video a la nación. “Cualquier guerra termina con un acuerdo”.
Los avances en el frente diplomático y sobre el terreno se producían mientras el número de personas que han huido de Ucrania y de los peores combates en Europa desde la II Guerra Mundial, superaba los tres millones.
En referencia a su discurso ante el Congreso estadounidense, Zelenskyy dio las gracias al presidente, Joe Biden, y a “todos los amigos de Ucrania” por los 13,600 millones de dólares anunciados en nuevas ayudas.
El mandatario pidió más armas y más sanciones para castigar a Rusia, y reiteró su petición de “cerrar los cielos sobre Ucrania a los misiles y aviones rusos”.
El presidente dijo que las fuerzas rusas no habían podido adentrarse más en territorio ucraniano el martes, aunque habían continuado su intenso bombardeo sobre ciudades.
A lo largo del día, 28,893 civiles pudieron huir por nueve corredores humanitarios, indicó, aunque las fuerzas rusas no permitieron enviar ayuda a Mariúpol.
Una nube de humo se elevaba sobre el oeste de Kiev luego de que la metralla de un proyectil de artillería impactara en un edificio de apartamentos de 12 pisos en el centro de la capital de Ucrania. El ataque destruyó la última planta y causó un incendio, según un comunicado e imágenes distribuidas por la agencia de emergencias de la ciudad.
El inmueble vecino también sufrió daños por el ataque del miércoles en la mañana. La agencia reportó dos víctimas pero no ofreció más detalles.
En Járkiv, una potente explosión resonó por la noche en toda la ciudad oriental.
Además de los ataques aéreos y rondas de proyectiles de las tropas de tierra, los barcos de la armada rusa dispararon durante la noche a una localidad al sur de Mariúpol, en el Mar de Azov, y otra cerca de Odesa, en el Mar Negro, según autoridades locales.
Las fuerzas rusas han intensificado los combates en los suburbios de Kiev, especialmente en torno a Bucha, en el noroeste, y en la autovía que se dirige al oeste hacia Zhitómir, dijo el jefe del gobierno regional, Oleksiy Kuleba, el miércoles.
Según el funcionario, las tropas de Moscú están tratando de cortar las arterias de transporte de Kiev y de destruir las capacidades logísticas mientras planean un ataque a gran escala para tomar la capital.
Doce localidades en torno a Kiev no tienen agua y en seis no hay calefacción.
Rusia ha ocupado la ciudad de Ivankiv, a 80 kilómetros (50 millas) al norte de Kiev, y controla la región colindante en la frontera con Bielorrusia, afirmó Kuleba.
En toda la región de Kiev, los “jardines de infantes, los museos, las iglesias, los bloques residenciales y las infraestructuras de ingeniería están sufriendo ataques incesantes”, agregó.
El bombardeo ruso sobre la capital pareció volverse más sistemático y se acercaba al centro de la ciudad, donde destrozó bloques de apartamentos, una estación de metro y otras estructuras civiles. Zelenskyy dijo que los proyectiles habían golpeado cuatro edificios de varias plantas y matado a docenas de personas.
Aunque las fuerzas rusas utilizaban fuego de largo alcance para atacar blancos civiles en Kiev con mayor frecuencia, sus tropas de tierra habían hecho poco o ningún progreso en el país, según un funcionario estadounidense de Defensa de alto rango, que habló bajo condición de anonimato para comentar el análisis del Pentágono.
Las tropas rusas seguían a unos 15 kilómetros (9 millas) del centro de la capital, indicó el oficial.
En Járkiv, la segunda ciudad más grande del país, los trabajadores de los hospitales de la segunda ciudad más grande Ucrania tienen dos frentes abiertos: luchar contra el COVID-19 en las unidades de cuidados intensivos mientras la guerra hace estragos en el exterior.
El Hospital Clínico Regional de Enfermedades Infecciosas de Járkiv ha tapiado sus ventanas.
Su director, el doctor Pavel Nartov, contó que las sirenas antiaéreas suenan varias veces al día, obligando a los frágiles pacientes a acudir al improvisado refugio antiaéreo. Mover a los pacientes de las UCI que necesitan respirador es la parte más complicada y peligrosa del proceso, pero también la más crítica, debido al peligro de exponer los tanques de oxígeno al impacto de las bombas y la metralla, explicó.
“Los bombardeos ocurren desde la mañana a la noche. Gracias a Dios, ninguna bomba ha alcanzado aún nuestro hospital. Pero podría ocurrir en cualquier momento”, contó a The Associated Press.
Naciones Unidas dice que se ha confirmado la muerte de cerca de 700 civiles en Ucrania, pero es probable que la cifra real sea mucho mayor.
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Periodistas de Associated Press en todo el mundo contribuyeron a este despacho.