Día de Muertos, una tradición ‘viva’ muy mexicana

México.- La tradicional flor de cempasúchil ya adorna los miles de altares que los mexicanos comenzaron a colocar desde días antes al Día de Muertos que se celebra el 2 de noviembre, una tradición que cada año cobra vida para rendir homenaje a nuestros queridos difuntos.

Su origen

El Día de Muertos tiene origen, según relata la historia, desde que el pueblo teotihuacano acostumbraba a hacer ofrenda en honor a los fallecidos casi todo el tiempo; practicaban intensos rituales con el propósito de que el difunto llegara con bien a uno de los cuatro paraísos según su forma de muerte.

Para ayudarles a sus difuntos a llegar a la luz, utilizaban a los perros Xoloitzcuintles, los cuales sacrificaban y los enterraban junto con la persona fallecida; además, como ofrenda ponían comida, copal, vasijas, cuchillos, piedras de jade y semillas.

Sin embargo, a la llegada de los españoles a América, alrededor del siglo XVI, ellos trajeron sus propias celebraciones y con el paso de los años, las tradiciones se fueron mezclando y modificando hasta lo que se conoce hoy en día, haciendo coincidir las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas con el festival similar mesoamericano.

Epidemias modificaron la cultura

Las epidemias también fueron otro factor que modificó algunos aspectos de cómo despedir a los familiares difuntos, que, ante la constante presencia de éstas, en 1861 el gobierno optó por crear los cementerios lejos de la zona donde se habitaba.

De ahí, posteriormente se fue tomando como tradición visitar los días 1 y 2 de noviembre los panteones, para adornar la tumba de los difuntos y “no dejarlos morir en el olvido”.

Día de Muertos, Patrimonio de la Humanidad

El 7 de noviembre de 2003, la Unesco distinguió a la festividad indígena de Día de Muertos como Obras Maestras del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad, al considerarla como una de las representaciones más relevantes del patrimonio vivo de México y del mundo.

Asimismo, por ser una de las expresiones culturales más antiguas y de mayor fuerza entre los grupos indígenas del país.

Así se vive el Día de Muertos

Desde visitar los panteones y adornar las tumbas con flores, hasta colocar el tradicional Altar de Muertos, es como los mexicanos honramos a nuestros queridos difuntos que no se olvidan.

El Altar de Muertos está conformado por varios niveles que representan la cosmovisión, el mundo material y el inmaterial o los cuatro elementos, y en cada uno de ellos se colocan diferentes objetos simbólicos para la cultura, religión o la persona a la que se le dedica el altar.

Siete niveles conforman el altar más tradicional y según la historia representan los niveles que debe atravesar el alma para poder llegar al descanso o paz espiritual, y estos representan los siete pecados capitales.

El altar está conformado por elementos como el mantel blanco que significa pureza y alegría para recibir a los difuntos; la fotografía en honor al ser querido; incienso o copal, que servirá como guía olfativa para que los muertos lleguen en alma a visitarnos; el papel picado que representa el aire; el agua para que se “hidraten” ante el largo viaje que han hecho nuestros difuntos; y veladoras para iluminar su camino.

También es típico colocar la comida favorita del familiar fallecido, “para celebrar su regreso”; el pan de muerto, la flor de cempasúchil para decorar y crear caminos que guíen los espíritus de nuestros muertos y además de calaveritas que representan al difunto.

El Día de Muertos es una de las tradiciones más queridas y esperadas por los mexicanos, al ser una fiesta colorida y de nostalgia donde se recuerda a quienes se nos han adelantado en el camino y que ese día ellos regresen para hacernos compañía.